¿De dónde venía yo cuando me encontraste?,

preguntó el niño a su madre. Ella, entre risas y lágrimas, apretó al niño contra

su pecho y le respondió: Estabas oculto en mi corazón como un deseo, vida mía.

Estabas entre las muñecas con las que jugaba cuando era niña. has vivido en mi

vida y en la de mi madre. Durante muchos años, has sido acunado en el regazo el

Espíritu eterno que rige nuestra casa. Cuando en mi adolescencia abría mi

corazón sus pétalos, en él flotabas tú como un hálito perfumado. Tu tierna

suavidad floreció en mi cuerpo como el resplandor rojo del cielo que anuncia el

amanecer. Primer amor del cielo, que tienes de hermana gemela a la luz del alba,

has bajado al río de la vida del mundo te has quedado al fin sobre mi corazón.

¡Tú, que eras antes de todos, eres ahora sólo mío! ¿Qué mágico poder ha puesto

en mis débiles brazos el tesoro del mundo?





Rabindranath Tagore



lunes, 29 de noviembre de 2010

"La mujer en el parto debe sentirse grandiosa, poderosa".

"La mujer en el parto debe sentirse grandiosa, poderosa".
Entrevista al doctor Emilio Santos (IV)

Mireia Long
14 de mayo de 2010


Hemos publicado ya tres entrevistas al doctor Emilio Santos, ginecólogo y psiquiatra, especialista en los aspectos emocionales de la embarazada y la parturienta, dedicado profesionalmente a la atención de partos en casa.

Hoy vamos a abordar una nueva batería de preguntas, esta vez centrándonos precisamente en los sentimientos de la madre que da a luz y veremos como nos explica algunas de las sensaciones que las mujeres manifiestan en sus partos hospitalarios no respetuosos y también la manera en la que él atiende los partos para permitir que la parturienta se sienta segura y capaz de parir en intimidad y libertad.

Cuando yo conocí a Emilio Santos, hace ocho años, había algo en él que me resultaba fascinante. Estábamos en reuniones de mujeres que hablaban de sus partos, muchas veces vividos con dolor emocional, e investigaban y se comprometían en lograr una mejora del modelo de atención al parto en España. Él apenas hablaba, miraba y escuchaba, con los ojos llenos de sensibilidad y respeto, sin imponer nunca su opinión, sino más bien queriendo saber que nos preocupaba.

En aquellas reuniones solía ser el único hombre, aunque a veces venían papás, si era desde luego el único ginecólogo varón. La sensación de ternura y cercanía que transmitía simplemente con su presencia silenciosa y respetuosa me resultaba emocionante. Hoy, años después, lo he conocido mejor, y comprendo aquellas sensaciones, aumentando cada día la admiración por su trabajo y su atención consciente, pero sobre todo por su humanidad extraordinaria.

¿Existe un especial trato “violento” a las parturientas en el sistema hospitalario?

La mayor parte de los profesionales que asisten al parto son correctos en la educación y tienen la intención de colaborar en la medida de sus posibilidades a que el proceso transcurra de la mejor forma posible. No conozco profesionales malintencionados ni que tengan una especial animadversión contra la mujer de parto.

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¿Porqué entonces hay mujeres que sienten que no las trataron bien, especialmente si quieren un parto natural?

Lo que ocurre es que en un ánimo de contribuir en la educación para la salud, los profesionales se creen en la obligación de encauzar a aquellas mujeres que por sus ideas o por lo que han leído quieren un parto diferente. La mayoría de los profesionales viven el parto como algo peligroso, lleno de riesgos.

Por su formación, muchos profesionales, viven el parto en la creencia de que realmente los controles exhaustivos del embarazo y el seguimiento médico y tecnológico del parto está salvando vidas.
La mayoría de los profesionales no han presenciado en su vida el proceso de mujeres pariendo libres según si instinto y desconocen que ese tipo de partos tiene una tasa de complicaciones realmente baja. La mayoría de los profesionales creen que una mujer que quiere un parto en postura libre y sin interferencias es una mujer que no se preocupa lo suficiente por su seguridad o la de su bebé.

¿Se infantiliza a la mujer en sus partos?

A menudo hay un trato infantilizador detrás del trato cariñoso, representado en frases como “túmbate, bonita”. Cuando queremos tratar de una forma cariñosa a un paciente pero al mismo tiempo queremos tener nosotros responsabilidad y poder sobre sus decisiones, el único resultado posible es el trato infantilizador.

Dentro de los actos médicos el caso del parto supone, además un caso muy particular. Primero porque el parto no es ninguna enfermedad y segundo e igual de importante porque entre las condiciones que la naturaleza tiene prevista para que el parto transcurra con normalidad está la condición de que la mujer debe sentirse grandiosa, poderosa. La naturaleza tiene previsto que el parto se posponga cuando hay delante la presencia de una figura de autoridad.


Creo que lo más difícil de aprender para las personas que atienden un parto natural es la humildad necesaria para ponerse en un plano de jerarquía social por debajo del de la mujer que está pariendo. A los médicos nos han enseñado a tomar decisiones por los pacientes, no a informar y preguntar qué prefieren.

¿Es más difícil dejar que la mujer decida?

El punto de vista del profesional es que el tiene una serie de conocimientos que ha adquirido tras muchos años de experiencia y de estudio. Muchos profesionales se creen con la responsabilidad de las decisiones sobre la salud de sus pacientes. Realmente estos profesionales llevan una pesada carga muy dura sobre sus espaldas. Cuando un profesional asume que su función es informar y asesorar y que, de verdad, las decisiones finales sobre la salud son de cada persona, realmente debería suponer un alivio de dicha carga de responsabilidad.

Lo que ocurre es que detrás de toda responsabilidad existe también un anhelo de poder. Y aunque la responsabilidad es una carga, la búsqueda de la sensación de poder es algo casi instintivo en el ser humano. Tenemos el instinto de tratar de tener las cosas bajo nuestro control.

Si lo pensamos fríamente, la responsabilidad y el poder son una carga, pero todos sabemos que esa responsabilidad y ese poder tienen algo que engancha, es casi adictivo. Cuando asumimos más responsabilidad, sentimos más poder y eso nos gusta, pero al mismo tiempo llevamos más peso. En realidad, es mucho más fácil nuestro trabajo profesional cuando descargamos esa carga en el paciente.

¿Cómo consigues entonces que la mujer sienta que tiene el poder cuando atiendes un parto?


Yo considero muy importante, cuando atiendo un parto, hablar poco, no sobresalir entre las personas que estamos presentes, evitar ser el centro de atención.

Hablar lo justo y en tono calmado e, incluso, tener una posición espacial inferior a la de la mujer. Si ella está sentada intento yo también sentarme o ponerme de rodillas; si ella está de rodillas, intento ponerme también de rodillas o en cuclillas; si ella está en cuclillas, intento ponerme también en cuclillas o sentado en el suelo y si ella está sentada en el suelo, intento yo también ponerme sentado en el suelo o tumbado.

Pero quizá más importante que todo esto que puede hacerse en el momento del parto es haber propiciado de antemano durante el embarazo una cercanía emocional y una familiaridad mutua desde la primera consulta.

¿Y eso como lo consigues?

Cuando me tratan de usted les propongo que nos tratemos de tú para ir tomando familiaridad. También aprovecho todas las ocasiones de saludo y despedida para dar un abrazo a la mujer que va a parir, a su pareja y a sus niños; y acepto cualquier invitación a compartir un café, una cerveza o una comida.

Cuando yo voy a atender un parto en un domicilio considero que voy a tener el privilegio y que necesariamente debo pertenecer un poco a esa familia.
Sé que si no lo hago así estoy creando un factor de riesgo de que el parto no vaya bien. Esto se debe a que el programa genético de la mujer tiene previsto que el parto transcurra en la intimidad o bien, como mucho, en la presencia de familiares cercanos que la hagan sentirse segura. Si la sociedad exige que en un parto exista un profesional ese profesional tiene que tener esto en mente en todo momento.

¿Te han contado muchas mujeres que sufrieron sensaciones de humillación e invasión durante su parto hospitalario?

Muchas. Un alto porcentaje de las mujeres que acuden a mi consulta para tener un parto en casa vienen dolidas porque percibieron ese tipo de sensaciones en un parto anterior. Yo sé bien que los profesionales que las atendieron no actuaron mal según los conocimientos que ellos tienen o según los protocolos establecidos; ni si quiera actuaron mal desde el punto de vista de las normas de educación. Pero también se que la mayoría de esos profesionales y, en general la ciencia médica al día de hoy, tienen un gran desconocimiento respecto a las necesidades emocionales de la mujer de parto.

Conclusión
Esta cuarta parte de la entrevista que Bebés y más ha realizado al doctor Emilio Santos nos revela las razones de algunas situaciones que las mujeres viven de manera negativa en lo emocional en sus partos hospitalarios y la forma en la que este profesional del parto respetado consigue evitarlas en su práctica. Seguiremos viendo otros aspectos, como la separación y sus consecuencias, la realidad de la práctica del corte precoz de cordón y otros temas importantes para profundizar en la manera más respetuosa en la que se puede atender la venida al mundo de los hijos.

En Bebés y más | “En la especie humana parir tumbada no es lo habitual”. Entrevista al doctor Emilio Santos (III), “Yo soy testigo de partos en los que el dolor ha sido nulo”. Entrevista al doctor Emilio Santos (II) , “La epidemia de oxitocina podría estar relacionada con la epidemia de autismo”. Entrevista al doctor Emilio Santos (I)

jueves, 25 de noviembre de 2010

A veces invertimos más en un coche que en un hijo...

Vía| Eduard Punset

El divulgador científico Eduard Punset lo dice alto y claro:


"Si mis lectores me insisten en que les diga cuál es el descubrimiento social más trascendental de estos dos últimos siglos, no tendré más remedio que responder: el impacto insospechado en su vida de adulto de lo acontecido al bebé desde el vientre de la madre."

O sea, la vida prenatal, el parto, los primeros meses de vida. Lo que el obstetra Michel Odent ha llamado "salud primal" o"ecología del útero materno".

Por su pertinencia con los temas tratados en este blog, me traigo su artículo aquí completo, aunque puede leerse y comentarse directamente en su blog.


"A veces, invertimos más en un coche que en un hijo"

Lo tengo claro. Hace muy poco tiempo nadie se ocupaba seriamente del impacto que tendrían en el feto del vientre de la madre los niveles de estrés de esta última o, con menor razón, del padre. Está claro que el dilema consistía luego en enviarlo o no a la guardería como única alternativa para que ella no tuviera que abandonar el trabajo; muy pocos tenían la conciencia o el conocimiento para preocuparse del tratamiento educativo que recibía allí el recién nacido. Nadie sabía nada de los efectos que sobre la adolescencia de una niña tenía la ausencia del padre tras una separación.


Si mis lectores me insisten en que les diga cuál es el descubrimiento social más trascendental de estos dos últimos siglos, no tendré más remedio que responder: el impacto insospechado en su vida de adulto de lo acontecido al bebé desde el vientre de la madre.

Vayamos por partes. Cuando la madre está angustiada o estresada, ¿repercute en la salud del niño? Parece difícil negarlo. Un padre puede tener, biológicamente, muchísimos hijos, mientras que una madre apenas unos pocos. El resultado de esta diferencia comporta que el valor otorgado inconscientemente por uno y otro es distinto. Para la madre se trata de uno de los poquísimos activos biológicos con los que podrá contar en toda su vida. No es extraño que el grado de preocupación por el impacto en la vida del feto, o más tarde del bebé, de su propio estrés o angustia sea mucho mayor en el caso de ella que del padre.

¿Alguien puede sugerirme por qué intentamos esconder los resultados negativos de la mayoría de las encuestas y los análisis efectuados sobre el aprendizaje en las guarderías infantiles? Los resultados tienden a demostrar que se produce un aumento de la agresividad y violencia en edades posteriores cuando el régimen de las guarderías empezó antes de los cinco años, prolongándose durante muchos años durante 30 o 40 horas por semana. Como me dijo en una ocasión un gran neurólogo británico especializado en la educación infantil: “A veces estamos más dispuestos a pagar por un buen parking que por guardar a nuestros hijos”.

En lo anterior subyace una de las grandes contradicciones de nuestra sociedad. Tenemos el gran mérito –comparados con el mundo islámico– de haber sabido asimilar a la mujer en los procesos de producción y de ahí que otras civilizaciones basadas en religiones excluyentes no podrán competir jamás con nosotros. Ahora bien, está por realizar el sacrificio o la aplicación del conocimiento necesario para que esa incorporación de la mujer al trabajo se pueda hacer en las mejores condiciones, velando por la calidad de los contenidos físicos y académicos de las guarderías necesarias.

Por último, ahora también sabemos de la comunicación intergeneracional de los niños. Resulta que, en promedio, una niña abocada a crecer sin la presencia del padre a raíz de una separación del matrimonio accede antes de la edad promedio a la pubertad; y no solo eso, suele tener mayores dificultades de integración que el promedio de las niñas de su edad. La adolescente no para de hacerse a sí misma preguntas sobre su propia situación, acumula información codificada sobre el grado de confianza que puede depositar en los adultos y, muy particularmente, en los hombres. De esas preguntas surge una actitud decidida sobre el entorno familiar.

Tenemos que cuidar muchísimo más de lo que hemos querido o sabido hacer el aprendizaje emocional de los niños y no solo, como ha ocurrido hasta ahora, el aprendizaje cognitivo o académico. Hasta los siete años, los niños son el mejor ejemplo de un departamento de I+D con gastos pagados, que no podemos abandonar a su suerte si queremos sobrevivir.

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Publicado por Ileana para Tenemos tetas el 11/22/2010 07:27:00 PM



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"Un plato roto se puede reponer, una llamada, puede esperar...el alma de un niño, dificilmente"
Naomi Aldort